El shinkansen o tren bala es el “hilo conductor” de nuestro nuevo viaje. Si en el anterior lo fue el coche aquí el protagonismo lo tiene el tren y por supuesto el tren bala japonés que en 1964 inauguró su primer recorrido, la “Tokaido Shinkansen” entre Tokio y Osaka. Este tren llega a alcanzar velocidades de hasta 320 kms/h.
Hecha ya nuestra primera introducción, pasamos a narrar nuestro periplo en ese peculiar país. La visita la hicimos entre el 12 y el 27 de mayo. Para la preparación del viaje tuvimos que recopilar todo tipo de información en webs, blogs, canales de YouTube y algún que otro consejillo de amigos y conocidos que ya habían estado allí.
Decidimos programar lo máximo posible, vuelos, hoteles, transporte y visitas. Para empezar, los vuelos los reservamos en Lufthansa.com, ya que utilizando algunos metabuscadores como Momondo o SkyScanner pudimos comprobar que los precios eran algo superiores y que nos salía a cuenta comprar directamente en la compañía. Nuestros vuelos eran de Barcelona a Munich y de Munich a Tokio y a la vuelta de Tokio a Zurich y de Zurich a Barcelona. El vuelo nos salió por 534€ por persona.
La reserva de los hoteles fue hecha en Booking.com, y teniendo en cuenta que íbamos con casi medio año de adelanto, no nos fue fácil encontrar alojamiento, a esas alturas ya había mucha reserva hecha, por lo que la oferta y variedad de hoteles no era muy extensa, de todas maneras aún quedaban y pudimos reservar alojamientos a nuestra medida para todas nuestras visitas.
Con dos o tres semanas de antelación hicimos la compra de las tarjetas que nos permitirían usar todos los trenes y parte del transporte público en las ciudades, el “Japan Rail Pass”. Utilizamos esta web para comprarlo https://www.japan-rail-pass.es En unos días recibimos nuestros pases previos que una vez allí, nada más llegar hay que canjear por la tarjeta definitiva, un folleto acartonado del que no nos deberemos separar en todo el viaje. 14 días nos costó 380€ por persona.
DIRECTORIO DE CIRCUITO Y VISITAS
DIA-1–Llegada a Tokio y viaje a Osaka
DIA-2-Osaka
DIA-3-Hiroshima, Miyajima
DIA-4-Miyajima, Kioto
DIA-5-Kioto
DIA-6-Nara, Kioto
DIA-7-Kioto, Takayama
DIA-8-Shirakawa-go, Takayama
DIA-9-Hakone
DIA-10-Hakone, excursión Lago Ashi y partida a Tokio
DIA-11-Tokio
DIA-12-Tokio y excursión a Nikko
DIA-13-Tokio
DIA-14-Excursión a Kamakura y Tokio final
DIA-15-de Tokio a Narita, vuelta a casa
DIA-1 Llegada a Tokio y viaje a Osaka
El viaje hasta Tokio, duró unas 15 horas, siendo el recorrido más largo el de Munich a Tokio -unas 12 horas- Nuestra llegada fue a las 11 de la mañana, Tokio nos recibió con lluvia y un tiempo ligeramente fresco. En el aeropuerto de Haneda inmediatamente nos dirigimos a canjear nuestros JR Pass a la oficina correspondiente en la que también obtenemos ya los billetes de Tokio a Osaka. Aquí teneis un pequeño plano de la zona donde se encuentra la oficina del JR Pass.
También allí en el aeropuerto procedimos a enviar nuestras maletas de Tokio a Osaka a través de uno de los servicios que a ello se dedican y que tienen oficinas en ese aeropuerto: JAL ABC Yamato Transport CO., LTD.
El tema de las maletas merece un comentario ya que decidimos llevar una maleta grande y otra de medida de cabina por pareja y acarrear sólo esta última, enviando por transporte la maleta grande de hotel a hotel. Esto nos obligó a distribuir y elegir la ropa y accesorios imprescindibles en cada etapa del viaje. Fue algo muy acertado que nos evitó cargar con todo el equipaje teniendo en cuenta lo mucho que llegamos a utilizar el transporte público.
De Haneda, con el monorail y aprovechando el JR Pass nos dirigimos a Hamamatsucho y allí cambiamos a la línea Yamanote en dirección a la estación central de Tokio y en esa estación tomaremos el shinkansen hasta Shin-Osaka.
Tema importante. Nos fue de muchísima utilidad tener acceso a internet de manera contínua mediante un «pocket-wifi» alquilado en Japan Wireless Se recoge en el aeropuerto al llegar o en el hotel. nos costó unos 70€ las dos semanas.
También nos sacó de muchos apuros la web Hyperdia para saber en todo momento qué trenes y medios de transporte de JR Pass necesitábamos tomar. También disponen de una aplicación para descargar en el móvil.
Ya con nuestras flamantes tarjetas del Japan Rail Pass en la mano nos dirigimos a los andenes del tren bala japonés, sólo tuvimos que enseñar a los operarios de la estación que se encuentran en una pequeña oficina a la entrada de estos andenes. Esta operación se repite cada vez que tenemos que utilizar el JR Pass, rápida y efectiva, como todo en Japón.
Shin-Osaka es una de las estaciones principales de esa ciudad y el viaje en el shinkansen de 550 kms duró unas tres horas que se hicieron confortables y en las que pudimos echar alguna cabezadita. Una vez en Osaka, nuestro hotel se encontraba bastante cerca, no llegó a diez minutos y ya estábamos en él : Hotel Mystays Shin Osaka Conference Center
Después del check-in y dejar nuestro equipaje en la habitación, salimos a conocer la ciudad, volvemos a Shin-Osaka y tomamos la JR Tokaido-Sanyo Line hasta Osaka Station, nos encontramos muy cerca de la zona de Umeda, allí damos algún paseo deleitándonos con el ambiente bullicioso y vamos directamente hasta el Edificio Umeda al que subimos y desde el que se puede disfrutar de unas vistas impresionantes de la ciudad, la entrada son unos 1000 yenes.
Era ya la hora de cenar y nos dispusimos a buscar algún lugar para ello. Despistados como íbamos en nuestra primera noche en Japón acabamos en la zona de los sótanos del mismo edificio Umeda en los que hay Un pequeño callejón lleno de restaurantes y ambientado en el Japón de comienzos del siglo XX, Takimikoji en la que encontramos un restaurante especializado en okonomiyakis Kiji Umeda Sky Bldg. que son una especie de tortas hechas con harina, pulpo, espagueti, huevo, en fin, un poco de todo hecho en una gran plancha y a la que van dando vuelta y vuelta hasta que está al punto, le llaman la “pizza japonesa” pero más por el aspecto que por el sabor ya que no tiene queso. La verdad es que estaba muy rica y el establecimiento era de lo más peculiar, pequeño, como todo allí en Japón y en el que gozamos de una atención excelente. Nos quedó un bonito recuerdo de nuestra cena allí, y no fue cara.
Vuelta al hotel que nos espera el siguiente día para recorrer y visitar todo lo que nos es posible de Osaka.
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DIA-2 Osaka
Nuestra primera visita será el Castillo de Osaka que se encuentra muy cerca de la estación Osakajokoen Station. Para ir allí hay que hacer un viaje de unos tres cuartos de hora tomando dos líneas de JR, la Tokaido-Sanyo Line y la Osaka Loop Line.
El Castillo de Osaka fue construido a finales del siglo XVI por Toyotomi Hideyoshi, el señor de la guerra que mantuvo al país bajo su yugo. Quemado y reconstruido en múltiples ocasiones, este castillo se levanta en el centro de un gran parque de 6 hectáreas, lugar que los habitantes de la ciudad eligen para pasear sobre todo en primavera, la estación de los cerezos en flor. En su interior hay un museo en el que se muestran más de 4.000 objetos históricos: documentos, monedas japonesas y extranjeras, etc. Durante la estación de los cerezos en flor, se abre al público una parte del jardín.
Nuestra próxima visita es el santuario de Sumiyoshi Taisha, hasta aqui hay 1 hora más o menos y una combinación de dos líneas de tren, la Hankaidenki-Hankai Line y la JR Loop Line, sólo entra con el JRP la Loop Line.
El santuario de Sumiyoshi-taisha es el santuario más importante de entre los aproximadamente 2300 santuarios de todo Japón. Junto con el de Shimonoseki y Hakata forman el conjunto de los «tres grandes templos de Japón». Tiene una historia de 1800 años y cada año es visitado por dos millones de personas. El altar principal del Santuario está abierto de 6 a 17 horas durante los meses de abril a septiembre, y de octubre a marzo el horario de acceso es a partir de las 6:30 de la mañana. En días festivos, año nuevo y festivales de verano el altar puede tener diferente horario, y aunque pueda estar cerrado, el recinto del santuario se puede visitar. Estuvimos por este recinto algo más de una hora deleitándonos con sus jardines, lagos y construcciones sagradas.
Acabamos la visita a Sumiyoshi y nos dirigimos hacia la estación de Kohama en la que tomaremos la Namikai Line para ir hacia la zona de Namba. Estamos en el sur de la ciudad y podemos encontrar desde tiendas, restaurantes y multitud de gente merodeando por sus calles.
América-Mura, sus pinturas murales y las estatuas gigantes son la marca de este barrio, donde los jóvenes van buscando las últimas tendencias en tiendas de importación, de segunda mano y mercadillos.
Shinsaibashi, Calle comercial peatonal cubierta con tiendas de ropa, complementos y calzado, tambén algún restaurante. Bastante concurrida y animada. Llama la atención la manera de anunciar la artículos por parte del personal de las tiendas, muchas de ellas con productos baratos al estilo “chino”
Shinsekai, barrio de ocio creado en 1912, en la misma zona en la que unos años antes había tenido lugar una feria de la industria nacional. Los arquitectos que proyectaron esta zona se inspiraron en París por la parte norte y Nueva York (Coney Island) por la parte sur.
La zona entró en decadencia después de la guerra, y hasta hace unos años era conocida como un centro de grandes actividades delictivas. Hoy en día todavía tiene una mala reputación, junto con el cercano barrio rojo de Tobita Shinchi, pero en lugar de «peligrosa», esta zona de Osaka es hoy en día sólo un distrito «pobre», habitado por muchas personas sin hogar, en su mayoría ancianos y de todo el país, y más generalmente por personas de bajos ingresos, atraídos allí justo por los precios bajísimos de los alquileres de las casas. Estuvimos sólo en la entrada desde la que se veía la Tsutenkaku Tower, unas fotos y hacia la zona de Dotonbori que ya teníamos ganas de cenar.
Dotonbori, se podría decir que es el centro gastronómico de Osaka. Por las calles de este barrio los aromas de brochetas fritas y pescado a la brasa nos envuelven y nos invitan a entrar en alguno de esos locales. La luces y letreros de colores llenan el espacio y el letrero del “hombre Glico” es el rey. Hay un río en el que se puede navegar con barcazas turísticas.
Dedicamos toda la tarde a pasear por esas zonas acabando en Dotonbori y cenando, la oferta de lugares dónde comer alguna cosa es incleíble. Acabamos la visita a Osaka y vuelta al hotel.
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DIA-3 Hiroshima, Miyajima
Partimos de Osaka desde Shin-Osaka bastante pronto y llegamos a la estación de Hiroshima. Aprovecharemos la mañana para visitar la ciudad y acabar sobre mediodía o la hora de comer en la Isla de Miyajima dónde pasaremos la noche.
El tren bala sale a las 7:35 y el trayecto es de hora y media, ni qué decir que los trayectos en esos trenes son una maravilla aunque me esperaba convoys más lujosos y sofisticados, es verdad que no les falta detalle, todos los asientos tienen una mesita plegable en la puedes comer libremente lo que hayas comprado fuera o consumir lo que venden en su interior unas chicas que pasan con un carrito repleto de viandas y bebidas. Los espacios entre asientos son espaciosos y el viaje se hace bastante silencioso. Me llamó mucho la atención el olor dentro de los vagones, literalmente huelen a «cabra» es curioso pero un notable olor a «tufo» ferroviario que recuerda a esos animales se podía percibir allí dentro, no era apestoso ni mucho menos pero a mi no me resultó demasiado agradable. Tal vez este detalle le restó glamour a nuestros tan esperados viajes en el shinkansen.
Al llegar a la estación de Hiroshima nos dirigimos a la zona de consignas que se encuentran en la zona de abajo de la estación y dejamos las maletas para recogerlas una vez visitada la ciudad a mediodía, evitando así acarrearlas. Seguidamente nos dirigimos a la zona de información dónde nos dieron todo tipo de detalles de cómo y qué transporte coger para visitar la ciudad, allí mismo compramos los billetes del Sightseeing Loop bus que nos llevó a los principales puntos de interés. Todos están muy cerca y se visitan a pie.
La visita a Hiroshima es dura y emotiva. El 6 de agosto de 1945 a las 8:15h cayó la primera bomba atómica de la historia en periodo bélico, Las consecuencias fueron terribles, más de 100.000 muertos y miles de heridos y la destrucción de toda la ciudad. El día 9 caería otra bomba atómica sobre la ciudad de Nagasaki causando similares desgracias en destrucción y número de víctimas. Todo ello precipitó el rendimiento de Japón y el final de la Segunda Guerra Mundial.
Volviendo a nuestra visita y una vez acabado el trayecto del bus, éste nos deja al pie de la Cúpula de la Bomba Atómica o Genbaku Domu que son las ruinas del único edificio que quedó en pie cerca del hipocentro de la explosión de la bomba, la construcción se conserva tal cual quedó. Se trataba de la Sala de Promoción Industrial de la Prefectura de Hiroshima, una construcción institucional dedicada a la promoción industrial de los productos de la zona.
Después de nuestra primera visita caminamos en dirección hacia el Parque conmemorativo de la Paz, lugar donde exactamente cayó la bomba. Ya dentro del mismo nos encontramos con El Monumento a la Paz de los Niños y que recuerda la triste historia de la niña Sadako Sasaki que contrajo leucemia a causa de las radiaciones y que se propuso hacer 1000 grullas de origami para conseguir una pronta recuperación, muriendo antes de conseguirlo. Sus compañeros de clase decidieron hacer un llamamiento para construir un monumento que sirviera para conmemorar a todos los niños que murieron a causa de la bomba atómica, esta construcción se completó el 5 de mayo de 1958 y recibe el nombre de “Torre de las mil grullas”. La grulla es una animal venerado en Japón, es símbolo de paz y salud y representa la buena fortuna y longevidad. Para los nipones es el “pájaro de la felicidad”.
Seguidamente nos dirigimos al Cenotafio Conmemorativo de la Paz, obra del arquitecto Tange Kenzo, construido en memoria de las 200.000 víctimas de la bomba atómica. Se trata de una estructura de piedra que contiene los nombres de todas las personas que murieron a causa de la bomba, se van añadiendo nombres cuando alguien relacionado con alguno de los muertos lo solicita. Encima de esta piedra y cubriéndola hay una estructura de cemento con forma de arco que sirve para dar cobijo a las almas de las víctimas.
No doy más detalles de este monumento porque os recomiendo que los leáis en la web que os dejo en el link del mismo, es necesario conocerlos y tener conciencia de lo que pasó aquella mañana en esa ciudad y reflexionar o rezar o simplemente contemplar en silencio la solemnidad de ese espacio con su sobrecogedor recuerdo.
Pasamos ya a La Llama de la Paz de Hiroshima, se trata de una llama que se encendió el 1 de agosto de 1964 y no ha dejado de arder desde entonces. Es otro homenaje más a las víctimas de Little Boy, la bomba atómica que detonó sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945 y tiene, además, otro significado: permanecerá encendida hasta que todas las bombas nucleares de nuestro planeta hayan sido destruidas y estemos libres de la amenaza de aniquilación total nuclear.
El diseño del pedestal, obra del arquitecto Tange Kenzo, como tantas otras obras de este Parque Conmemorativo de la Paz, sugiere dos manos juntadas a la altura de la muñeca y con las palmas dobladas de forma que éstas apunten hacia el cielo. Expresa así las condolencias por las víctimas así como el deseo de la abolición de todas las armas nucleares y de una paz mundial duradera.
Todos los años, además, se hace un relevo en el que representantes de cada comunidad corren por ciudades y pueblos de la Prefectura de Hiroshima pidiendo la abolición de las armas nucleares y una mejora de las condiciones de asistencia a los supervivientes, mientras se usa la llama para encender otras llamas como símbolo de paz.
Acabamos nuestra visita en el Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima que nos cuenta los acontecimientos ocurridos antes, durante y después del 6 de agosto de 1945.
Pocos museos impresionan tanto como éste, grandes fotos de la ciudad poco después de la caída de la bomba, ropas, objetos personales que no fueron destruidos, una reproducción de la bomba a tamaño natural y multitud de explicaciones y gráficos sobre el fatal acontecimiento hizo que al final del recorrido acabara con lágrimas en los ojos, realmente sobrecogedor.
El ticket se compra allí mismo y nos costó 200 yenes. El museo se encontraba en obras desde septiembre de 2014 y el ala este del museo estaba cerrada al público, por lo que el número de exposiciones se veía reducido y por este motivo sólo pudimos ver una muestra reducida del total de la exposición pero que fue suficiente para ilustrarnos.
Nuestra visita a Hiroshima acabó aquí, cogimos el bus nuevamente y pusimos rumbo a la estación donde tomamos el tren, la línea JR Sanyo hacia Miyajimaguchi, en 25 minutos estamos en el puerto del que salen los ferries hasta la isla de Miyajima. El trayecto es corto, 10 minutos y cada 15 minutos sale un barco.
Miyajima es considerada por los japonenses una isla sagrada y es Patrimonio de la Humanidad.
A medida que íbamos acercándonos con el barco podíamos comprobar la frondosidad de sus bosques que llegaban a la misma orilla y la peculiar orografía de sus montañas, la más alta de todas el Monte Misen con 535 metros de altura. También llama mucho la atención la vista del imponente torii frente al Santuario de Itsukushima. Los toriis o puertas se encuentran siempre en las entradas de los santurarios sintoistas y marcan la frontera entre el espacio profano y el sagrado.
Una vez en el puerto de la isla, desembarcamos y en pocos minutos estamos en nuestro hotel. Se trata de un ryokan u hotel tradicional japonés, los hay de todo nivel, desde sencillos y modestos sin grandes lujos hasta los más sofisticados y de categoría. El nuestro era modesto pero suficiente para poder comprobar todos los detalles más tradicionales de la cultura japonesa en cuanto a alojamiento y hospitalidad se refiere. Básicamente se trata de un hotel con habitaciones tradicionales con tatami en el piso, mobiliario minimalista a ras de suelo y futones para dormir.
Nada más entrar en la habitación ya encontramos unas zapatillas y curiosamente otras en el lavabo de uso exclusivo para este espacio que por cierto no tiene ni ducha ni bañera. El aseo integral se realiza en los baños comunitarios que hay en el hotel llamados sento y que también dan servicio al público de la calle. Hay una zona para hombres y otra para mujeres de mismas dimensiones y características. El ritual es llevar lo necesario e imprescindible, desnudarse y lavarse bien en la primera zona en la que encontraremos una ducha, jabon, champú y acondicionador, un taburete y una palangana. Seguidamente pasamos a la zona contigua en la que tenemos unas bañeras o piscinas, eso depende en las que hay agua caliente, allí una vez bien limpios nos relajamos y disfrutamos del baño. Cuando por la tarde fuimos nosotros, estábamos solos, no había ningún otro cliente en ese momento, los hombres pon un lado y las mujeres por el otro.
Ya estamos instalados en nuestro ryokan y se hace la hora de comer, salimos a buscar algún establecimiento que nos proporcione algún producto típico y que sacie nuestro apetito.
No fue muy difícil, nada más salir y caminar unos minutos estuvimos en una calle repleta de establecimientos dedicados a la restauración y recuerdos del lugar, prácticamente es la única que hay. Decidimos entrar en un restaurante especializado en la cocina de las ostras que es el producto genuino por excelencia de la zona, el mar que rodea la isla está lleno de criaderos. Fuimos atendidos con mucha atención, el dueño del lugar no paraba de enseñarnos fotos con el móvil de personajes famosos que habían estado en su restaurante, fue divertido y la comida muy buena, especialmente las ostras rebozadas.
Con el estómago lleno nos decidimos a seguir nuestra visita que será acompañada en muchos momentos por ciervos que están por doquier. El ciervo es un animal sagrado en Japón pero en Miyajima concretamente son animales salvajes que bajan hasta la línea de la costa y se mezclan con los turistas. Hay que tener un poco de cuidado ya que tienen tendencia a olisquear las mochilas y pertenencias de los turistas y si huelen comida las muerden y a veces es complicado quitártelos de encima. De hecho hay múltiples carteles por la isla advirtiendo del tema. De todas maneras resulta interesante andar entre esos animales que idealizamos como simpáticos y curiosos.
Salimos de la calle comercial y enseguida atravesamos un torii o puerta sagrada que da paso a un santuario sintoista, concretamente el de Itsukushima uno de los más bonitos y mejor conservados del país. Por el camino y hasta que no llegamos al templo nos deleitamos con la bonita vista del mar, en ese momento de marea en alza y las bellas montañas que llegan hasta casi la línea de la costa, y cómo no, la presencia de los ciervos a nuestro alrededor.
El final del recorrido nos deleita con un bonito panorama, a nuestra derecha el gran torii situado en el mar y a nuestra izquierda el imponente santuario de Itsukushima que también se encuentra encima del mar, si bien dependiendo de la acción de las mareas puede estar con agua o sin ella, detalle que lo embellece aún más.
La isla de hecho se llama oficialmente “Itsukushima” pero se la conoce como Miyajima o “Isla del santuario”.
Regresamos al hotel y aprovecharemos la tarde para darnos un relajante baño en el sento de nuestro ryokan, cenar y hacer unas risas en la habitación ataviados con nuestros bonitos kimonos suministrados por el establecimiento para después salir con esta indumentaria, ir hasta las proximidades del santuario de Itsukushima y contemplarlo bellamente iluminado y calzado por el agua del Mar de Seto.
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DIA-4 Miyajima, Kioto
El día de hoy lo dedicaremos a visitar la isla al completo, o lo que podamos. Hacemos nuestro desayuno fuera del hotel ya que no lo tenemos incluido y luego nos dirigimos hacia Momijidani Park para tomar el bus que en tres minutos nos llevará a la estación del teleférico que nos dejará cerca de la cima del Monte Misen, mística montaña rodeada de frondosos bosques y magníficas vistas sobre el Mar de Seto. El bus y el teleférico están incluidos en un mismo ticket, 1000 yenes ida y 1800 ida y vuelta.
El teleférico no llega hasta la cima, hay un tramo que se tiene que hacer a pie. Una vez comprados los tickets cogemos el bus que tiene la parada al lado mismo del establecimiento donde se venden, el viaje es corto, me resultó curioso compartirlo con otros turistas en un microbús increíblemente aprovechado, ya que en su pasillo central desplegaron una hilera de asientos que lo ocupaban por completo, increíble cómo en Japón sacan partido del poco espacio que tienen y la eficiencia del transporte público.
Llegamos al final del trayecto y nos dirigimos a la zona de los miradores que nos regalan con un impresionante panorama, el día no es soleado pero lo suficientemente claro para hacer fotos decentes. Hiroshima está cerca y se ve al otro lado de la costa, también vislumbramos las numerosas plataformas de criaderos de ostras típicas de la zona. Lástima que no dispusiéramos de demasiado tiempo ya que lo mas recomendable allí era hacer treeking por aquellos bosques y de tanto en tanto deleitarse con las vistas. No obstante, bajamos a pie por uno de los caminos y en el último tramo encontramos el bus que nos trajo y que nos llevó hasta Momijidani Park, gratificante paseo, sin duda.
Se nos ha hecho mediodía y nos encontramos ya en los alrededores del santuario de Itsukushima al que accedemos ejecutando el pertinente ritual de purificación en sus fuentes de la entrada.
El santuario de Itsukushima fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en el año 1996, la construcción actual se remonta al siglo XII y consta de un grupo de edificios de madera armónicamente dispuestos sobre el agua. El conjunto con sus formas geométricas y su peculiar color rojo-anaranjado en combinación con el azul de mar, el verde de los bosques y el gran torii al frente ofrece una vista incomparable.
La visita al santuario se vio enriquecida con la celebración de una boda sintoista con todo su esplendor y ritualidad.
Acabada la visita al santuario salimos por los alrededores en los que hay algunas tiendas de souvenirs e iremos a nuestro hotel a buscar las maletas para partir de esta bonita isla. Volveremos a tomar el ferry hasta Hiroshima, nos dirigiremos a la estación de tren y tomaremos el shinkansen Sakura hasta Shin-Osaka, sobre las 15:20 horas y allí cogeremos shinkansen Kodama que nos llevará hasta Kioto donde pasaremos nuestros próximos días, todo ello nos llevará unas dos horas y diez minutos y recorreremos 380 kilómetros, llegaremos a las 17:10 horas.
Aprovecharemos para comer en el tren. Todos los asientos del shinkansen tienen la bandeja plegable para poder comer cómodamente lo que previamente habíamos comprado en un 7 Eleven de la estación
La estación de Kioto es enorme, un auténtico alarde de metal y vidrio, grandes espacios en anchura y altura con un toque de modernidad soberbio. Se construyó en 1997 y alberga centros comerciales, cines, hotel y varias instalaciones del Gobierno Municipal de Kioto. Nada más salir de la estación pudimos contemplar la gran explanada en la que se encontraban las paradas de buses y taxis y la imponente figura de la torre de comunicaciones al frente. Poco más de diez minutos nos llevó el llegar a nuestro hotel, el Apa Villa Hotel Kyoto Ekimae hotel al que no le faltaba detalle pero de escasos espacios como venía siendo hasta ahora en los establecimientos de las grandes ciudades.
Una vez hecho el check-in recogemos las maletas grandes que habíamos enviado por transportista y ya arregladitos nos disponemos a hacer nuestra primera visita a la ciudad, nos dirigiremos a la zona de Pontocho y Gion, para ello cogimos el metro, buscamos la estación más próxima al hotel.
Llegaremos a la orilla del Río Kamo que a un lado tiene Gion y al otro Pontocho. Este último barrio, Pontocho está formado por una única calle estrecha y peatonal, que corre paralela al río Kamo y es emblemático por la arquitectura tradicional de las casas de geishas, casas de té, tiendas tradicionales y restaurantes de alta cocina que allí se aglutinan. Dimos un paseo y nos alejamos una o dos calles del río encontrando diversidad de lugrares dónde comer alguna cosa, al final acabamos entrando en un restaurante tradicional, subimos unas escaleras y nos encontramos con pequeñas habitaciones con el suelo «hundido» en las que tuvimos que entrar descalzos dejando previamente nuestro calzado en unas taquillas, fue una cena divertida.
Mañana tenemos todo el día para visitar Kioto, será un día de templos y santuarios de los que la ciudad está llena, regresamos a nuestro hotel .
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DIA-5 Kioto
Heian-kyo, capital de la paz y de la tranquilidad es la actual ciudad de Kioto (en español literalmente «ciudad capital»), ubicada en el suroeste de la isla de Honshu, fue fundada al final del siglo VIII (año 794 por orden del emperador Kanmu) y fue una de la más amplias capitales del mundo en comparación con la magnificencia de las ciudades europeas en el mismo período. La ciudad fue construida para el emperador Kanmu que decidió la construcción de la nueva capital, abandonando lo que es hoy la actual Nara. Fue capital imperial en un país esencialmente rural y centro de la cultura japonesa por miles de años, hasta 1868 cuando, en época Meiji (1868-1912), la capital se trasladó a la actual Tokio (literalmente «capital del Este»). Kioto fue fundada en un contexto natural muy agradable, plano y con muchos ríos. La cuenca, en todo su perímetro, estaba protegida por las montañas y principalmente a lo largo del río Kamo comenzó el primer núcleo de la ciudad.
Nuestra primera visita hoy será el bosque de bambú de Arashiyama y después, muy cerca de allí el templo zen de Tenryu-ji. Para ello vamos a la estación de autobuses y en las oficinas de venta de tickets compramos un bono de un día “City Bus All-day Pass” por 600 yenes. Kioto sólo dispone de dos líneas de metro, por tanto no es el medio de transporte más conveniente para visitar sus atracciones, el autobús es lo más práctico.
Después de un ameno recorrido en bus por una parte de la ciudad nos plantamos en las cercanías del bosque de bambú de Arashiyama, nos deleitamos dando un paseo por el entramado de esbeltos e intensamente verdes troncos de bambú, relajante circuito en el que nos encontramos parejas de novios haciéndose reportaje de bodas y carruajes de dos ruedas –rickshaw- de tracción humana que pasean a turistas. Se dice que el relajante murmullo de suaves crujidos y roces de hojas que la suave brisa origina en este bosque es uno de los 100 sonidos a preservar en Japón, así lo afirma el Gobierno japonés.
Salimos de Arashiyama y nos dirigimos hacia el templo zen de Tenryu-ji, que significa Templo del Dragón Celestial y que es el templo principal de la rama Tenryû-ji de la secta Rinzai del Budismo. La zona que se puede visitar está formada por dos áreas claramente diferenciadas que son los jardines y los edificios, de las cuales la más interesante es, con creces, el jardín, pero teniendo en cuenta que visitar los edificios tan sólo incrementa el precio de la visita en 100 yenes, claramente valió la pena pagarlos. No sólo por poder ver el interior de los edificios de cerca (desde los jardines se podían ver pero desde lejos y desde una altura poco adecuada), sino también porque así se podía tener una nueva perspectiva de algunos elementos del jardín, y al estar menos concurridos, de forma más tranquila y reposada.
Este templo es uno de los que más me gustó de Japón. Itsukushima, en Miyajima es impresionante pero este tiene algo añadido que ejerce más atracción, tal vez por aquello de que es zen, no lo sé, pero todo en él es armonía, proporción y equilibrio, la perfección y meticulosidad está en todos sus detalles, jardines, construcciones de madera, salones interiores, un gozo para los sentidos.
Nuestra siguiente visita es el Pabellón Dorado o Kinkaku-ji. Nos dirigimos a la parada más próxima de bus y cogemos la línea que en unos 50 minutos nos dejará en el Pabellón y para esto aparte de intentar interpretar los carteles informativos de las paradas de bus también nos fue imprescindible la cuntínua consulta en la web de Hyperdia o el mismo Google Maps que nos daba toda la información de líneas de buses y paradas.
El templo zen Kinkaku-ji es el más peculiar de Kioto, el exterior de sus paredes cubiertas de pan de oro lo hace único. Es Patrimonio de Humanidad de la Unesco desde 1994 y en su interior se guardan las reliquias de Buda. Está rodeado de un impresionante estanque, el Espejo del Agua en el que se refleja la figura del templo rodeado de pinos al estilo japonés y de fondo las montañas, un espectáculo para la vista. Está abierto de 9 a 17 horas y la entrada cuesta unos 400 yenes.
Se nos ha hecho la hora de comer, salimos de Kinkaku-ji y hacemos una prospección por los alrededores encontrando el típico 7-Eleven en el que nos surtimos de los víveres pertinentes. Como siempre, allí encontramos una extensa variedad de viandas, comida preparada, sándwiches, ensaladas y postres. No fue difícil en todo nuestro viaje hallar comida para salir del paso. Los japoneses están acostumbrados a desplazarse sobre todo por motivos laborales y muchas comidas las hacen en esos momentos.
Nuestra próxima visita será el Templo de Kiyomizudera al que llegaremos en bus en unos 50 minutos. Es budista y su nombre es “Templo del Agua Pura”, consta de un conjunto de templos y recintos religiosos y está situado en las colinas al este de Kioto, su construcción data del 778.
Los alrededores de Kiyomizudera se hacen muy amenos, están llenos de comercios de souvenirs y productos típicos, sobre todo una de las calles que hace un poco de subida y va a dar directamente al templo.
La visita estuvo un poco “mutilada” que el techo del templo se encontraba en restauración y no dejaban acceder al mirador desde el que se puede contemplar una vista panorámica de Kyoto, de todas maneras, valió la pena.
Son las seis y media de la tarde y decidimos bajar hacia la zona de Gion y Pontocho. El camino se hace agradable, tiendas típicas y cuando ya vamos acercándonos a Gion vamos observando las tradicionales construcciones de madera con sus persianas vegetales y farolillos, una delicia de paseo pero de geishas, ni una, lástima!
Ya en la zona de Gion encontraremos una típica taberna o izakaya, Teppanyaki Manryu de pequeño tamaño -sólo dos mesas y una barra- donde pudimos degustar okonomiyakis y otras especialidades típicas de estos establecimientos. Detalle curioso y divertido el que nos hicieron una foto con una Polaroid y la colgaron en un mapamundi junto con las de otros clientes del resto del mundo. buena cena, buen trato y divertido momento.
Finalizamos con nuestra vuelta al hotel. El siguiente día es nuestra última jornada completa en Kioto, visitaremos Nara y otras atracciones imprescindibles de Kioto.
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DIA-6 Nara, Kioto
Empezaremos el día con una excursión a Nara, visitaremos su parque y templos y volveremos a Kioto para visitar el santuario sintoísta de Fushimi Inari.
De Kioto a Nara tenemos una hora de viaje en el JR Nara Line Service. Nara se encuentra a 42 km al sur de Kyoto, es una antigua capital de Japón y fue también cuna del arte, la literatura y la cultura japonesa, cuenta con ocho monumentos Patrimonio de la Humanidad.
Los principales lugares de atracción turísticos se encuentran alrededor de la estación de tren de Nara. El parque de Nara es más conocido como «El Parque de los Ciervos», ya que las ciervas y los ciervos mansos pasean libremente.
Nada más llegar a la estación de Nara compramos un ONE DAY PASS TICKET para el bus que nos cuesta unos 500 yenes y tomamos un bus que nos llevará hasta la zona del parque y los templos.
En el extremo norte del parque de Nara se encuentran los edificios del complejo del templo Todaiji. Nada más llegar nos encontramos con la puerta Nandaimon, un gran portón de madera de 20 metros cobijado a ambos lados como suele ser habitual en este tipo de puertas, por los guardianes Nio, dos estatuas que junto con la puerta que data de 1199, son tesoros nacionales.
Nos encontramos ya delante del edificio principal, el Salón del Gran Buda, es el edificio de madera más grande del mundo. Y eso a pesar de que lo que lo que veíamos era una reconstrucción un 33% más pequeña que el edificio original, pero a pesar de todo, un edifico imponente. En su interior nos encontramos con la estatua de bronce del Gran Buda de Nara -Daibutsu- un Buda sentado de 15 metros de alto y 500 toneladas de peso. Uno de los lugares que más atractivo tiene para los turistas es el pilar con un agujero del tamaño del orificio de la nariz del Gran Buda. Los turistas, grandes y pequeños, hacen cola para intentar pasar por el agujero porque se cree que si puedes pasar por él, conseguirás la iluminación en la próxima vida.
Todaiji se construyó en el año 752 como templo principal de todos los templos rurales o de provincias de Japón y en poco tiempo, ganó muchísima importancia, poder e influencia en la zona. De esta manera se entiende que fuera tan impresionante en sus orígenes y que lo siga siendo ahora a pesar de que la construcción actual sea algo más reducida.
Tras visitar El edificio principal nos dirigimos hasta la «Nara Taro» o Gran Campana de de Todaiji, y desde luego que es enorme y espectacular, vale la pena contemplarla.
Seguimos nuestro paseo y llegamos a Tamukeyama Hachiman-gu un santuario sintoista dedicado al Kami o deidad Hachiman, la deidad tutelar de los guerreros. Para acceder al mismo, tuvimos que subir unas cuantas escaleras ya que este edificio se encuentra en la parte alta de un pequeño montículo desde el que se divisa una bonita panorámica de la ciudad. Como en todos los santuarios sintoistas, se repite el ritual, pasar debajo del torii y purificarnos con el agua en la entrada.
Fue constante el encontrarnos con la presencia de escolares especialmente ese día que nos miraban con curiosidad y que accedieron gustosamente a hacerse una divertida foto con nosotros.
Proseguimos y nos encontramos con el Santuario de Kasuga Taisha famoso por las 2000 lámparas de piedra que hay por el camino de subida y también por las 1000 bonitas lámparas de bronce que hallamos más arriba. Todas estas lámparas normalmente están apagadas, pero durante el Mantōrō o «Festival de las lámparas iluminadas» se encienden y su luz crea imágenes bellísimas a medida que el sol se va poniendo, aunque como no podría ser de otra forma, dado que hablamos de ocasiones muy especiales (un día en febrero y dos días en agosto), la cantidad de público que asiste es inmensa, por lo que se pierde un poco ese recogimiento y sensación de paz que transmite normalmente este santuario.
Aprovechando el bonito y soleado día que tenemos, continuamos nuestra visita por el parque y no podía faltar la presencia de los ciervos que como en Miyajima también aquí andan sueltos a su antojo buscando que algún turista les dé alguna de las galletas que venden para atraelos y alimentarlos
Salimos ya del parque de Nara y visitaremos por último la bonita pagoda de cinco pisos del templo budista de Kofukuji.
Buscamos una estación de tren JR que no se encuentra muy lejos y que nos llevará a Inari en el sur de Kioto en una media hora. Allí comeremos algo en los puestos de comida callejera y visitaremos esa joya de santuario sintoista, el Fushimi Inari Taisha decicado al dios Inari, deidad con más santuarios en Japón.
Inari es el Dios del arroz y patrón de los comerciantes ya que en la antigüedad se asociaba tener una buena cosecha de arroz con tener prosperidad en los negocios. Y esto explica una de las características del santuario que más llaman la atención: los miles de torii que encontramos uno detrás de otro, por sus 4 kilómetros de caminos, que casi parecen formar un pasadizo techado y que han sido donados por comerciantes que ponen sus nombres o los de sus negocios en los torii para que el dios Inari les sea propicio. Fue una visita gratificante y llena de colorido amenizada por una agradable caminata que nos regaló excelentes vistas vespertinas. nos llevó unas dos horas la visita completa hasta la cima.
Son ya casi las siete de la tarde y volvemos a nuestro hotel, tomaremos el tren con la linea JR hasta la estación central de Kioto, hoy cenaremos en el hotel con algunos víveres que habremos comprado.
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DIA-7 Kioto, Takayama
Hoy abandonaremos Kioto a mediodía, no sin antes haber visitado algunos lugares de interés e imprescindibles. Nos dirigimos de buena mañana a la estación de Kioto y tomamos un bus hacia Ginkaku-ji o el Pabellón de Plata, tardaremos unos tres cuartos de hora en llegar.
Este templo fue construido en 1482 como lugar de retiro y descanso del shogún Ashikaga Yoshimasa y se hizo un poco en imitación al Kinkaku-ji o Pabellón de Plata. Aquél estaba recubierto de oro, y en el caso de Ginkaku-ji se quería recubrir todo de plata, por eso el nombre se traduce como Templo del Pabellón de Plata. Sin embargo, nunca llegó a recubrirse de este metal. El shogún se convirtió en monje budista zen y a su muerte, Ginkaku-ji se convirtió en templo budista. Los jardines son de estilo zen, combinan la más exquisita jardinería pajonesa, meticulosa y sumamente cuidada y también la arena con la que forman figuras y entornos como el mar o montañas.
El pabellón en si no es excesivamente vistoso, es una pequeña y bella construcción de madera a la que no dejan acceder y que sólo se puede ver desde fuera pero lo que es más interesante es el entorno de caminos y jardines.
Al salir del Pabellón de Plata nos dirigimos hacia el Paseo del Filósofo o de la Filosofía. Tiene ese nombre por un filósofo que en el siglo XX caminaba por allí ensimismado en sus pensamientos. Se trata de un camino con grandes adoquines y tierra que discurre paralelo a un riachuelo y a casitas de una o dos plantas. No se tarda más de un cuarto de hora o veinte minutos en hacerlo. Se hace sumamente agradable recorrer ese camino cubierto de cerezos que en la época de floración dan una añadido estético digno de contemplar.
Siguiendo hacia el sur pasamos junto al recinto cerrado del Eikan-do, un gran complejo budista zen con siglos de historia y múltiples reconstrucciones (como todo en Japón). Nosotros obviamos esta visita y seguimos hacia el sur hasta llegar a Nanzen-ji, lo primero que destaca es la puerta de entrada Sanmon (Siglo XVII) que es enorme. Alrededor del templo habían algunos edificios más que se podían visitar y los restos de un acueducto de ladrillo por donde discurría el canal del paseo de la filosofía.
Acabamos la visita y nos dirigimos a la parada del bus de Horikawaioke y de ahí a Shijokawaramachi, dónde pretendemos visitar el mercado de Nishiki pero que se quedó en una cortísima visita ya que el tiempo apremiaba y teníamos que volver al hotel para recoger nuestras maletas pequeñas y las grandes enviarlas por transportista a Tokio, en el mismo hotel gestionaron el envío.
Nos dirigimos a la estación de Kioto, eran más de la una del mediodía y fuimos a buscar comida que tuvimos que consumir en el tren ya que no nos fue posible hacerlo en la estación, cosa curiosa ya que en los sótanos de ésta había una extensa zona de tiendas de comida preparada de todo tipo pero todo era para llevar. Nuestro tren salía poco antes de les 3 de la tarde.
Esa noche y la siguiente dormimos en Takayama y el viaje de Kioto a Takayama duró 190 minutos que hicimos en un tren bala hasta Nagoya y allí tomamos el LTD Express hasta Takayama.
Nos dirigíamos a los “Alpes Japonenes”, esa noche probaríamos la carne de Hida y al día siguiente visitaríamos Shirakawa-go, una curiosa aldea con unas construcciones muy peculiares.
El viaje fue ameno, el paisaje nos iba mostrando cada vez con más intensidad el cariz montañoso de la zona. En Takayama nos esperaba nuestro alojamiento, el hotel Country Hotel Takayama un establecimiento modesto pero digno.
Esa noche teníamos la intención de cenar la famosa carne de Hida, encontramos un restaurante de los muchos que allí ofrecen ese manjar.
La carne Hida-gyu (buey o vaca de Hida, en japonés) es como una mantequilla rosa de aspecto marmoleado que se deshace en la boca. Su suave textura y sabor la hace agradable para comerla cruda (en carpaccio o sushi) y deja un regusto similar al del jamón ibérico. Y como ocurre con la carne de cerdo, se aprovecha todo. La parte grasa tiene ácido oléico, como el aceite de oliva. Es tierna y delicada, funde a 25 grados, y los modos habituales de cocinarla son a la plancha en filetes o tiras (yakiniku) o levemente hervida (shabu-shabu y sukiyaki).
La crianza de la res de Hida, ternera de pelo negro, dura al menos 14 meses. El ganado se cría, comiendo pasto y maíz, en los campos de la verde y montañosa prefectura de Gifu, ubicada en el centro de Japón y conocida como “la provincia del agua pura”. Esta carne aún por descubrir rivaliza en calidad y sabor con las ya conocidas de Kobe o Matsuzaka y, como estas vacas, las Hida-gyu reciben un mimo constante: se las masajea, les ponen música para que no se estresen…
Después de esa cena de gourmet, dimos un paseíto y volvimos al hotel, el día siguiente será casi completo en Shirakawa-go.
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DIA-8 Shirakawa-go, Takayama
Hoy disfrutaremos del Japón más atractivo e impactante en cuanto a paisaje se refiere. Después de desayunar cogeremos el autobús y en una hora y cuarto llegaremos a Shirakawa-go, una aldea tradicional, Patrimonio de la Humanidad, famosa por sus curiosas casas con sus altos, inclinados y gruesos tejados de paja.
Es recomendable pasarse con antelación por las oficinas de la estación del bus que se encuentra al lado de la estación de tren y reservar los billetes, nosotros lo hicimos la misma tarde que llegamos y ya estaba casi lleno para el día siguiente. Nuestro bus salió a las 8:47 de la mañana y llegamos sobre las 10. El día era soleado y aunque estábamos en alta montaña, en las horas centrales del día pudimos ir en manga corta sin problemas. Nada más llegar ya nos percatacamos de lo imponentes que eran aquellas construcciones rurales pero al mismo tiempo sólidas y majestuosas, las llaman gassho-zukuri, haciendo referencia a dos manos haciendo oración que es a lo que se parecen los tejados.
Shirakawa-go es una aldea de alta montaña en la que aún hoy podemos encontrar plantaciones de arroz al pie de las típicas casas, aunque lo atractivo del lugar hace que muchas de estas casas estén dedicadas a la exhibición del patrimonio o los servicios de cariz turístico necesarios para los muchos turistas que visitan el lugar.
La mañana se nos pasó visitando una de las casas museo, subiendo a un cercano montículo desde el que se divisa una imponente panorámica de la aldea y para acabar bajamos y callejeamos hasta entrar en un restaurante en el que degustamos la comida local. Pasadas las tres de la tarde fuimos a la estación del autobús y allí tomamos nuestro transporte de vuelta a Takayama.
Llegamos a Takayama a media tarde, es una ciudad pequeña y fácil de recorrer a pie, vale la pena recorrer sus calles y deleitarse contemplando los comercios, el deambular de la gente y las proximidades del río Miyagawa.
Sanmachi es el barrio más bonito de la ciudad, evoca el pasado tradicional con sus casas de madera, cuidadas y la casi todas ellas convertidas en tiendas de todo tipo para atraer al turista. El sake se encuentra por toda la ciudad ya que aquí se elaboran de diversos tipos, los barriles están por doquier.
Acabamos la tarde visitando el templo de Sakurayama Hachimangu y con esto habremos acabado nuestras visitas en esta ciudad. Compramos víveres para la cena que consumiremos en nuestro hotel.
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DIA-9 Hakone
Hoy nos levantamos temprano ya que tenemos 455 kilómetros por delante hasta llegar a Odawara y que haremos en algo más de 5 horas. Iniciamos nuestro viaje, tomamos un primer tren, el LTD. EXP HIDA 4 y paramos en Nagoya para tomar el Shinkansen Hikari 516 que nos llevará hasta Odawara, entrando todo este recorrido con el JR Pass. Una vez en Odawara nos dirigimos a las oficinas de ODAKYU SIGHTSEEING SERVICE CENTER de la misma estación y compramos el Hakone Free Pass que ronda los 42€ y que nos permitirá durante dos días tomar todo tipo de transportes en la zona de Hakone, incluidos teleféricos y trenes cremallera y también el tren, Hakone Tozan Railway que nos llevará a la estación de Yumoto.
LLegamos a Hakone-Yumoto en un cuarto de hora que lo hacemos en el Hakone Tozan Railway. La estación es elevada y desde ella se contempla una bonita panorámica de pueblo típico de montaña. Bajamos y allí mismo encontramos la parada de los autobuses, al lado se encuentra una oficina de turismo en la que se puede recabar información.
En la oficina de información nos dijeron que allí mismo en la parada de bus encontraríamos los que iban hacia los hoteles. Se paga en el mismo autobús al entrar y va repartiendo por los diversos hoteles. El viaje fue corto.
Fue curioso ya que nuestro hotel era el Hakonenomori Okada o También llamado Pension Okada. Nosotros le dijimos al conductor que nos alojábamos en el Hotel Okada y nos dejó en un Hotel de aspecto imponente, se trataba de un cuatro estrellas superior. Nos dirigimos a recepción ha hacer el Check-in y para nuestro asombro tardaban más de la cuenta en formalizarlo y la razón era que evidentemente no estaba allí registrada nuestra reserva. Inmediatamente nos alojaron en un vehículo que en pocos minutos nos dejó más arriba en nuestro alojamiento correcto, la Pensión Okada, un hotelito tipo ryokan bastante digno.
El entorno del hotel era de plena montaña, se respiraba naturaleza por doquier, la vegetación y el verdor eran exhuberantes. Esta zona de Hakone es especialmente famosa por sus aguas termales y después de ubicarnos en el hotel, nos pusimos los kimonos y fuimos a los onsen que estaban justo enfrente del hotel y que éste incluía en su tarifa.
La experiencia en los baños japoneses es divertida y relajante, los hay de tres tipos: sento, onsen y ofuro. En los sento el agua es corriente y se calienta como mínimo a 25 grados. Los onsen equivaldrían a lo que aquí conocemos por balnearios y se abastecen de aguas termales. El ofuro es un baño doméstico tradicional, se realiza en una especie de gran bañera redonda de madera con agua caliente en la que se bañan todos los miembros de la casa, entrando primero el más viejo y el útimo el más jóven y primero los hombres y luego las mujeres. No es hoy día habitual encontrar ofuros en las ciudades o zonas urbanas pero si en el medio rural y más tradicional.
Seguimos con nuestra visita al los onsen. Nada más entrar encontramos una serie de salas habilitadas para tener unos momentos de absoluto relax; tatami, futones, sillones reclinables, incienso e iluminación suave rodeado todo ello de un absoluto silencio. Seguidamente accedimos a la zona de baños donde nos separamos los hombres y las mujeres ya que aquí se duplican los espacios uno para cada género. Dejamos nuestras pertenencias en las taquillas y pasamos a las duchas típicas de los onsen donde te sientas, te vas echando agua y lavándote con un metódico ritual. Seguidamente pasamos a la zona de aguas termales donde disfrutamos de unos relajantes baños en aquellas calientes aguas.
Nos volvimos a enfundar nuestros kimonos y salimos al exterior donde nos hicimos unas cuantas fotos.
Es hora de cenar y nos dirigimos al comedor donde nos esperaba una cena japonesa tradicional del lugar. Fuimos agasajados con viandas variadas -sashimi, encurtidos, sopa de miso, tofu, tempura, arroz- todo ello en múltiples recipientes. Más que la cantidad era la aparatosidad y cantidad de platitos, cuencos y bandejitas que eran todo un espectáculo. acabamos haciendo un recorrido por el establecimiento mientras nos comíamos algún helado para dirigirnos a nuestras habitaciones a descansar.
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DIA-10 Hakone, excursión Lago Ashi y partida a Tokio
La excursión del día de hoy nos ocupará toda la mañana. Visitaremos el valle volcánico de Owakudani desde el que divisaremos el Monte Fuji y llegaremos hasta el Lago Ashi donde tomaremos un barco turístico para contemplar los bellos parajes que lo rodean. Recordemos que todos los transportes están cubiertos por el “Hakone Free Pass”
Nos levantamos temprano y tras tomar el tradicional desayuno del ryokan, maletas en mano vamos a la estación de Hakone-Yumoto, las dejamos en las taquillas para recogerlas a la vuelta y tomamos el tren Hakone Tozan hasta Gora, serán unos 35 minutos en el tren de montaña más antiguo de Japón que nos llevará a través de estrechos pasajes, túneles y puentes parando en pequeñas estaciones y cambiando de dirección en tres ocasiones.
En Gora tomamos El Tozan Cablecar, salen cada 20 minutos y en 10 minutos llegamos a Sounzan, allí tomamos el teleférico que nos dejará en Owakudani, un valle volcánico con ventilación activa de azufre y aguas termales. La vistas sobre estos respiraderos de azufre son impresionantes.
En Owakudani lo interesante es contemplar la actividad de los respiraderos de azufre y si tenemos la suerte de tener el día claro, el Monte Fuji, nosotros la tuvimos. También son típicos los huevos negros que en este lugar se cuecen en las aguas sulfurosas y que se tornan negros. Dice la leyenda que consumirlos alarga la vida. Se pueden comprar en el centro de visitantes que además dispone de otros muchos productos.
Existe un camino que se alarga un kilómetro arriba y que lleva dónde se cocinan los huevos negros. Nosotros íbamos un poco justos de tiempo y no lo hicimos.
Volvemos al teleférico y hacemos la última etapa que nos deja en Togendai-ko, allí encontramos el embarcadero en el que cogeremos el barco turístico que nos dará un paseo de unos 30 minutos por el Lago Ashi hasta llegar a la terminal de Hakonemachi-ko, el viaje fue placentero, el día era despejado y pudimos divisar las riberas hasta las que llegaba la espesa vegetación de frondosas arboledas apareciendo de vez en cuando algún torii que anunciaba algún templo sintoísta.
Hay hambre, nos dirigimos hacia Hakone-Checkpoint, según salimos del embarcadero a mano izquierda haciendo un corto paseo y nos encontramos con un 7-Eleven, nos surtimos de víveres y los tomamos a la misma orilla del lago tranquilamente sentados y observando el paisaje.
Iniciamos nuestro camino de vuelta. Nos dirigimos hacia Moto-Hakone desde donde sale el autobús que nos llevará a la estación de Hakone-Yumoto, tenemos que tomar las líneas H o K, salen cada 15 o 20 minutos y tardan 35 minutos.
Una vez en Yumoto, recogemos las maletas de las consignas y tomamos El Hakone Tozan Railway que aún nos lo cubrirá el Hakone Free Pass hasta Odawara y desde aquí tomaremos un shinkansen que nos llevará hasta Tokio, allí cogeremos las JR Takasaki Line que nos dejará en la estación de Akabane, al lado mismo de nuestro hotel al que llegaremos sobre las 6 de la tarde.
Nuestro hotel, Daiwa Roynet Hotel Tokyo Akabane, como todos los que hemos elegido, se encuentra relativamente cerca de la estación, en menos de diez minutos llegamos. Allí encontramos nuestras maletas grandes que vinieron con transportista desde Kioto, procedemos a hacer el check-in y nos ubicamos en nuestras habitaciones, funcionales al máximo y con aprovechamiento extremo del espacio. Nos aseamos y salimos al centro por excelencia de esta ciudad: Shibuya, zona de negocios y comercios y famosa por el tan fotografiado cruce de peatones en el que se abren los semáforos al unísono con una curiosa música. En una de las calles adyacentes buscamos algún restaurante de comida rápida para cenar.
Pasaremos cuatro días y cinco noches en Tokio y aprovecharemos para hacer excursiones a Nikko y Kamakura
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DIA-11 Tokio
Empezaremos el día visitando el ayuntamiento de la ciudad y para eso tomamos la Saikyo Line en Akabane para apearnos en Shinjuku que es la estación de trenes más transitada del mundo, por ella pasan cada día más de dos millones de personas. Aquí paran todas las líneas de los trenes JR, además de tres líneas de metro, Shinjuku (S), Oedo (E) y Marunouchi Line (M). También parten de aquí los trenes Odakyu Line, en dirección Hakone o Kamakura entre otros destinos. En unos 25 minutos estamos en el ayuntamiento.
Shinjuku es el barrio de los rascacielos y el Edificio del Gobierno Metropolitano se encuentra allí. Fue construido en el año 1991 para albergar las oficinas del Ayuntamiento de Tokio. Durante dos años fue el edificio más alto de Japón, aunque hoy en día sigue siendo uno de los más altos de Tokio, sin contar las torres de comunicación.
Está formado por dos torres gemelas de 243 metros de altura, con un mirador en ambas a una altura de 202 metros, en la planta 45.
En la primera planta alberga la Oficina de Turismo, donde pudimos encontrar mapas e información en distintos idiomas. Además se pueden contratar visitas guiadas gratuitas ofrecidas por voluntarios, sólo disponibles en inglés.
La torre norte está abierta todos los días, en horario de 09:30 a 23:00 horas. La sur tiene un horario más restringido, de 09:30 a 17:30 horas. Permanecen cerradas los días 29, 30 y 31 de diciembre y el 2 y 3 de enero. Además el observatorio sur cierra el primer y tercer martes de cada mes y el norte el segundo y cuarto lunes de cada mes. La entrada es gratuita.
Ni que decir tiene que las vistas son impresionantes, allí arriba encontramos una tienda de souvenirs y una cafetería. Se nos fue el tiempo tomando fotos de la gran megalópolis.
Nuestra siguiente visita es al Santuario de Meiji Jingu. Está cerca pero no es cuestión de cansarse y como el trayecto nos lo cubre el JR Pass tomamos la línea Yamanote desde Shinjuku hasta la estación de Harajuku y allí mismo hacemos la entrada en el santuario.
Se trata de uno de los santuarios sintoístas más populares de todo Japón, dedicado al primer emperador del Japón moderno, el emperador Meiji y su esposa, la emperatriz Shoken. Está rodeado de un bosque de 120.000 árboles de diferentes especies, al lado del Parque Yoyogui, en pleno centro de Tokio, y es un lugar de descanso y relax ideal, a pesar de estar en una de las zonas más bulliciosas de Tokio.
La entrada al santuario está marcada por varios torii enormes de madera y cobre, que llevan la figura de un crisantemo, la flor que aparece en el blasón de la familia imperial.
Los barriles de sake, ofrenda típica en estos santuarios también está presente en el camino que nos lleva hasta el edificio central.
Ahora nos dirigimos a la famosa calle Takeshita-dori que es la más popular y concurrida del distrito de Harajuku, conocido éste por ser el corazón de la cultura Kawaii en Tokio.
Se trata de una calle de medio kilómetro atestada de viandantes y multitud de comercios de ropa, accesorios, peluches y todo tipo de elementos con referencias recurrentes a motivos femeninos e infantiles. Y chicas con los pelos de colores vestidas con encajes, volantes, lacitos y medias blancas hasta rodilla arriba. No salimos indiferentes de esa calle, extraño fetichismo el que gastan estos japoneses con su peculiar cultura pop.
Salimos de Takeshita y nos dirigimos a Shibuya. Por el camino nos metemos en un edificio de tantos que albergan restaurantes y encontramos uno ¡español! Como alguno de los miembros del viaje ya estaban un poco hartos de tanta vianda nipona decidimos entrar y comer allí. Definitivamente el visitar un país extranjero y comer en un restaurante supuestamente de comida española es una experiencia de riesgo. La paella parece igual pero sabe sopechosamente diferente, la tortilla de patatas ya ni te cuento y las patatas bravas japoneaban. De todas maneras conseguimos calmar el apetito.
Después de comer llegamos a Shibuya y contemplamos el centro neurálgico por excelencia de Tokio de día, todo un espectáculo, se dice que cada vez que se abre el semáforo de ese cruce peculiar, más de 1000 personas lo cruzan a la vez. Algo que tampoco deja indiferente en Tokio es el «silencio de la masa», los japoneses son silenciosos hasta cuando circulan en tropel por la ciudad, los automóviles de última generación no generan demasiado ruido, no se oyen pitos y muy pocas sirenas. El uso de la bicicleta está también muy extendido. El móvil para hablar lo tienen muy restringido sobre todo en los transportes públicos, todo esto hace que esta ciudad en la que viven más de 35 millones de personas sea sorprendentemente tranquila y muy poco ruidosa.
Después de tomarnos un café por la zona nos disponemos a visitar el próximo destino: Akihabara, el barrio tecnológico. Para ello tomamos el JR Chuo/Sobu Line Local Service for CHIBA, serán unos 20 minutos y ya estaremos en Akihabara, el paraiso de los tecnófilos, allí encontramos todo tipo de aparatos electrónicos y digitales, incluso tiendas con componentes electrónicos básicos.
Acabada la visita en este barrio tomamos transporte hasta la estación de Korakuen, para eso consultamos Hyperdia, en poco menos de un cuarto de hora llegamos y buscamos nuestro siguiente punto de interés, el edificio del Centro Cívico de Bunkyo en el que encontramos un magnífico mirador en la planta 25. No son muchos pisos pero la situación es estratégica y la panorámica es inmejorable, rascacielos de Shinjuku e Ikebukuru y monte Fuji incluido. Valió la pena la visita, además estuvimos solos, apenas había visitantes en este mirador, pudimos deleitarnos tomando fotos a discreción de la bonita puesta de sol.
Nuestras visitas por hoy han acabado, volvemos a Akihabara tomando el transporte en el que hemos venido y allí tomamos el JR Keihintojoku Line hasta la estación de Akabane donde regresamos a nuestro hotel, será una media hora de viaje. Esta noche cenaremos en la habitación del hotel y echaremos unas risas tomando unas copitas de cava que nos supieron a gloria en la reducidas dimensiones de una de nuestras habitaciones.
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DIA-12 Tokio y excursión a Nikko
Hoy dedicaremos el día a visitar Nikko, ciudad de «la luz del sol», pueblo encantador que se encuentra a 135 kms. de Tokio. La naturaleza desbordante, peculiaridad arquitectónica y connotaciones espirituales definen ese bonito lugar, es uno de los centros budistas más importantes de Japón y Patrimonio de la Humanidad desde 1999.
Para ello ese día nos levantamos un poco temprano ya que a las 8 tendremos que estar en la estación de Akabane para tomar la Utsunomiya Line que en poco menos de una hora y media nos dejará en la estación de Utsunomiya. Allí cogeremos la línea local JR NIkko hasta Nikko y en unos 50 minutos estaremos en nuestro destino. Todo ello obviamente nos entra con el JR Pass.
El día está un poco tapado y a ratos tendremos que sacar el paraguas. El tiempo nos ha respetado bastante hasta los últimos días de nuestro viaje, aunque esto en ningún momento fue un impedimento para disfrutar de las visitas.
Llegamos a Nikko y desde allí emprendemos un paseo a pie de unos veinte minutos por una calle con restaurantes y diversos establecimientos de reclamo turístico que los lleva hasta hasta las proximidades del puente Shinkyo sobre el río Daiya. Esta construcción de madera laqueada roja data de la época feudal y fue construida para permitir el ingreso hacia el mausoleo del primer shogun Tokugawa.
Nuestra siguiente etapa es el templo budista de Nikko, Rinno-ji, célebre por tener los tres budas de madera dorados más grandes de Japón. El templo se encuentra en restauración hasta el 2021 y nos lo encontramos cubierto con una gran estructura metálica. Esto desvirtuó un poco la visita.
Seguimos y nos dirigimos al Templo de Toshogu, tiene más de 350 años, es una construcción en honor del primer shogun Ieyasu Tokugawa, para conmemorar su muerte. Está considerado como tesoro nacional del país y guarda en su interior la escultura de los 3 monos sabios o místicos. En esta escultura se ven los tres monos tapándose con las manos los ojos, los oídos y la boca. Es una imagen que resulta familiar y que simboliza la negación de la maldad y del miedo.
Como en todo templo sintoísta atravesamos el torii de rigor después de haber contemplado la pagoda de 5 pisos. Hay que decir que para construir este santuario se necesitaron 15.000 artesanos venidos de todo Japón que trabajaron durante dos años y que emplearon 2,5 millones de hojas de an de oro.
El último de los edificos que visitamos en ese recinto es Futarasan-Jinja, santuario sintoísta que está compuesto de varios edificios construidos en diferentes épocas.
El Futarasan-Jinja, es uno de los emblemas del parque natural de Nikko y de la ciudad y está dedicado al pico más alto de la zona , Nantai-San
Quizás el complejo de este santuario sea el más natural de todos ya que parece estar incrustado en la propia montaña y al ser sintoísta los lugares de culto están en el entorno.
Nikko nos muestra un síntesis de Antiguedad, historia, naturaleza y encuentro de religiones. Los templos y santuarios que aquí encontramos son los más ancestrales de Japón, por tanto, visita imprescindible a poco que se pueda si estamos en Tokio.
Nuestra visita a esta ciudad ha acabado, son más de la dos de la tarde y emprendemos camino de vuelta a la estación de Nikko. Bajamos a pie, tardaremos 30 minutos. La lluvia nos ha ido acompañando por momentos de una manera discreta y hace que el paisaje que nos rodea luzca en todo su esplendor resaltando toda la gama del color verde que desprende la frondosa vegetación. Antes hacemos una parada en el comercio de conveniencia de turno para nutrirnos y tomar unas bebidas. Sobre las cuatro de la tarde tomamos nuestro tren hasta la estación de Utsunomiya, de aquí a Omiya (Saitama) en el tren bala y de Omiya a Akabane.
Son las seis de la tarde y hacemos entrada en nuestro hotel, esta noche intentaremos cenar al más puro estilo japonés, buscaremos un restaurante especializado en sushi. Una buena ducha y bien mudados salimos a «comernos» Akabane, el barrio es animado, está lleno de izakayas y pequeños bares de tapas a lo japonés muy concurridos. Nos llama la atención la publicidad exterior de un restaurante –Sushitsune Akabane– que expone de una manera muy gráfica todo su producto con ilustrativas fotografías y muestras de plástico muy realistas que nos son de gran ayuda ya que el ingles brilla por su ausencia en todo el barrio, sólo nos enteramos de los números.
Cena divertida y gratificante de una manera desigual, el sushi y el sashimi son especialidades que aún se resisten para algún miembro del grupo, menos mal de la tempura y alguna que otra cosa. Éramos los únicos occidentales del lugar y tuvimos que esperar ya que estaba lleno. No hubo problema, disponían de unos bancos adosados en la pared destinados a los clientes en espera de mesa, momento interesante para observar el meticuloso y atento trabajo de los empleados detrás de la barra preparando sushi.
Acabaremos la noche tomándonos algún café o matcha-latte en un Starbucks próximo.
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DIA-13 Tokio
Encaramos ya los últimos días de nuestro viaje y dedicamos los primeros momentos del día a visitar el Palacio Imperial y sus jardines. Tomaremos el tren en Akabane hasta Ikebukuro y de aquí hasta Otemachi, será una media hora escasa.
Nos dedicamos a deambular por los preciosos y exquisitamente cuidados Jardines Orientales del Palacio Imperial o Kōkyo Higashi Gyoen que se sitúan en la zona donde antaño se encontraban los antiguos círculos de defensa del castillo de Edo, el honmaru (círculo principal) y el ninomaru (segundo círculo de defensa), donde en la actualidad encontramos un jardín de estilo japonés. Hoy en día sólo quedan las puertas de entrada, algunas torres, muros y fosos.
El Palacio Imperial no se puede visitar ya que es la residencia oficial de la familia real.
Acabamos la visita al Palacio Imperial y vamos hacia Otemachi, allí tomaremos el transporte hacia la zona de Asakusa, cogemos la Asakusa Line y luego la Tozai Line, más o menos media hora. En la zona de Asakusa comeremos y después nos dirigiremos a la Puerta de los Truenos, Kaminarimon que da entrada a la calle Nakamise o Nakamise-dori, una de las calles comerciales más antiguas de todo Japón con paradas de todo tipo de souvenirs, ropa y acceosrios tradicionales y comida. Una zona perfecta para hacer nuestras últimas compras en nuestro penúltimo día de viaje.
Al final de esta calle encontramos la Puerta de Hozomon que da entrada al templo de Senso-ji, el templo budista más antiguo de Tokio que data del año 628 y una pagoda de cinco pisos. Todos estos edificios fueron reconstruidos de después de la II Guerra Mundial.
Acabamos con nuestra visita a Senso-ji y emprendemos una pequeña caminata hacia el muelle de Asakusa que queda cerca. Nos dirigiremos al edificio de Tokyo Cruise y allí compraremos los tickets del futurista barco Himiko que nos llevará por el río Sumida hasta la isla artificial de Odaiba en 50 minutos. Nos costó 1560 yenes por persona.
Se trata de un plácido recorrido fluvial en un acristalado y futurista barco diseñado por el dibujante Leiji Matsumoto. Se pasa debajo de diversos puentes mientras se contempla el Tokio residencial, del más moderno al más modesto para acabar con una magnífica perspectiva del Rainbow Bridge
Desembarcamos en Odaiba Seaside Park, justo en la entrada de la Bahía de Tokio. Odaiba es una isla artificial que data del 1853 y que se construyó por motivos defensivos. A finales del siglo pasado se amplió y convirtió en importante zona comercial y de ocio. Lo más llamativo allí es el Rainbow Bridge, impresionante y moderno puente colgante. Enseguida encontramos una réplica de la estatua de la Libertad, aquí aprovecharemos para hacer unas cuantas fotos. Acabamos dando un paseo por el lugar para ir posteriormente a la estación de Odaiba-Kaihinkoen en la que cogeremos un tren hasta Shimbashi y otro hasta Akabane, tres cuartos de hora.
En Akabane nos meteremos en un súper y compraremos la cena que comeremos en la habitación.
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DIA-14 Excursión a Kamakura y Tokio final
Estamos en nuestro último día del viaje y hoy visitaremos Kamakura. Tenemos que coger la JR Shonan Shinjuku Line haciendo parada en Shinjuku para conectar con la misma línea hasta Kamakura, llegaremos en 1 hora y cuarto, salimos a las 9 y media.
Kamakura tiene mucho que ver y nosotros poco tiempo que perder, por tanto nos ceñimos a unas pocas visitas imprescindibles. En primer lugar, el templo de Kotoku-in en el que se encuentra la estatua de bronce de 13,35 metros de alto y 93 toneladas del gran Buda Amida, sentado en la posición de loto meditando. Fue emocionante estar allí delante de aquella imponente estatua que transmitía paz y serenidad. Es la segunda estatua de Buda de mayor tamaño de Japón y muy curiosa por estar al aire libre. Está hueca y se puede visitar por dentro haciendo una simbólica donación de 20 yenes.
Iremos ahora a visitar el templo de Hase-dera, está cerca, en pocos minutos estamos en las taquillas comprando las entradas -300 yenes-
Hase-dera es el templo de los niños perdidos de Kamakura, es un lugar precioso donde hay miles de estatuas de Jizo, el buda patrón de los viajeros y de los niños difuntos, cosa esta última que inquieta. Muchas mujeres van a este templo a colocar las estatuas de Jizo tras perder a sus hijos en un aborto o circunstancias peores. Los jardines están llenos de multitud de figuritas.
A pesar de todo lo anterior, el templo y sus alrededores ofrece un entorno maravilloso de exuberante vegetación y estupendos edificios. Encontramos una serie de caminos que nos llevan a la parte más alta en la que podemos disfrutar de una bonita vista de la bahía de Kamakura.
Comeremos algo en plan rápido por los alrededores y volveremos a Tokio. Paramos en la estación de Ueno para visitar el famoso parque.
El parque Ueno es el primer parque de Tokio y uno de los principales focos culturales de la ciudad y dispone de cuatro museos, un zoológico y varios templos y santuarios. Nosotros realizamos una visita superficial debido al escaso tiempo de que disponíamos.
Nada más salir de la estación de Ueno encaramos la entrada del parque que se encuentra al salir de la estación, muy cerca encontramos la famosa estatua de Saigo Takamori, famoso samurai de los últimos tiempos del shogunato Tokugawa y la restauración Meiji. Defensor primero de la restauración imperial, se rebeló posteriormente contra este (rebelión Satsuma) en defensa de la preservación de los valores esenciales japoneses que veía amenazados por la occidentalización. Esta estatua es famosa en occidente por la película de Tom Cruise “El último samurai”
Seguimos y vamos hacia el estanque Shinobazu que está dividido en tres partes, el estanque de los lotos, el de los barcos y el de los cormoranes. En esta época no encontramos ninguna flor de loto, una lástima.
Finalizamos la fugaz visita a Ueno, tenemos que volver a nuestro hotel, es nuestra última noche en Japón y toca hacer las maletas, asearnos y buscar algún restaurante para tener nuestra última cena en Tokio.
Segunda noche dedicada al sushi en otro restaurante relativamente cercano al hotel. Apuramos nuestras últimas horas en la ciudad con unas cervezas unas risas y comida típica. El viaje ha sido intenso, la esencia del la filosofía del país nipón nos ha impregnado, en el grupo ha habido entendimiento y armonía, siempre nos esperará Japón y su encanto para una segunda ocasión.
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DIA-15 de Tokio a Narita, vuelta a casa
El último día en Tokio tendremos que madrugar, nuestro vuelo sale a las 10:25 del aeropuerto de Narita. En Akabane tomamos la línea JR Keihin-Tohoku/Negishi Line Local for Ofuna hasta Nippori y allí cogemos el Keisei Skyliner 5 que en 40 minutos nos dejará en la terminal 1 del aeropuerto de Narita. Nos esperan 12 horas de vuelo hasta Zurich donde cogeremos nuestro avión hasta Barcelona.
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Pequeña miscelánea
A pesar de que Japón es un país desarrollado al nivel de cualquier estado europeo, no deja indiferente al occidental que lo visita por primera vez. El pragmatismo japonés ha tomado lo mejor del progreso y el avance preservando a la vez lo más esencial de su ancestral cultura y costumbres.
Después de estas vacaciones tengo la percepción de que son los pequeños detalles lo que hacen de Japón un lugar tan interesante, detalles que nos llaman la atención por extraños y curiosos bajo nuestra mirada foránea, gastronomía, costumbres y rutinas van pasando por nuestros ojos haciendo más enriquecedor y estimulante nuestro viaje.
Ahí van algunos de esos detalles:
-¿No hay obesos en Japón? ¿Qué comen esa gente?
Algo que llama sumamente la atención cuando estás en el país nipón es la esbeltez en general de sus gentes, no es habitual ver obesos. En pocos días uno se da cuenta de que la razón reside en la dieta que siguen.
La gastronomía japonesa se caracteriza en general por tener sabores delicados y suaves, no encontramos fácilmente guisos ni platos elaborados en exceso. Leche y frutas son productos de consumo escaso en detrimento del arroz y productos frescos como pescado y verduras. el caldo de pescado o el “miso” es consumido en todas las comidas, asimismo, las algas y el tofu completan el abanico nutricional sin dejar de mencionar el té verde que beben como el agua.
-La siesta no es un invento español…
Tanto proclamar a los cuatro vientos que la siesta es un invento ibérico para ir a Japón y comprobar que si hay alguien entusiasta de las cabezadas y siestas exprés son los nipones. Aprovechan el tiempo que pueden para dormir sobre todo en los transportes públicos, los he visto hasta dormir de pie sin ningún problema apoyados en cualquier rincón del vagón.
-La rutina humana más íntima elevada al supremo grado de sofisticación, inodoros inteligentes…
La primera vez que se entra en un baño japonés y se contempla un inodoro se le queda a uno una buena cara de pánfilo, ¡horror! ¿cómo funciona esto? ¿y el manual de instrucciones? Sobran más explicaciones, ahí van algunas fotos.
Y estos urinarios, ¿qué os parecen? con sus zuecos y todo para no pisar alguna gota que se pueda escapar.
-¿Qué pasa con los conductores del bus y tren en Japón? ¿Hablan solos, porqué hacen esos gestos?
Como casi todo en Japón, es igual, pero diferente, me explico.
Subes en bus o el tren y si tienes la oportunidad de ir en los primeros asientos y observar al conductor o conductora, no tardarás en observar que efectúa extraños gestos, señalando con los brazos, apuntando con el índice, mirando a un lado y a otro y también hablando…a no se sabe quién. Es cierto que llevan unos “pinganillos” y uno piensa que están continuamente comunicándose con la central, peno no, no se trata de eso.
Se trata de un método de prevención de errores a través de gestos y vocalizaciones. Dicen que al escuchar tu propia voz, y hacer uso de los músculos de la boca y el brazo, estimulas tu cerebro para que esté más alerta.
Es una técnica que la desarrolló y puso en marcha un ingeniero y conductor de trenes de vapor y que años después se generalizó después de comprobar que se reducían notablemente los accidentes a través de esa eficaz prevención de errores, se llama «shisa kanko» o «pointing and calling» en inglés. Curioso, ¿no?
Y poca broma, en el metro de Nueva York también lo han adoptado.
-Exclusivo alimento, objeto de deseo…la fruta.
Las contadas ocasiones que tuvimos de entrar en algún supermercado pudimos comprobar que la fruta no abundaba y era cara. Japón es un país con abrupta orografía y poca superficie cultivable, la producción de fruta es muy escasa pero la que se produce es excelente. Aplican las mejores técnicas agrícolas y cuidados para obtener verdaderos productos de lujo, de hecho, alcanza precios prohibitivos, como si de una joya se tratara. Existe la costumbre de regalarga cuando se va de visita a una casa o a ver a un enfermo al hospital, es un obsequio apreciado.